No caber la menor duda, la amo locamente.
Tan solo con unas pocas palabras suyas a dejado de lado mi férrea determinación de alejarme de ella, de darme un tiempo para asimilar y soportar su no-amor.
En este momento me siento colmado de energía, de amor hacia ella. (Debería de llamarla todas la mañana como antídoto contra el abatimiento). Si ahora no se encuentra lista para amarme de la forma en la que yo la amo a ella, yo esperare, que algún día vera la luz y me dará la entrada para iluminarle su vida, por ahora me conformare en hacerle compañía y hacerla reír.
Me siento tan bien y con tanta fuerza, que me siento capaz de soportar días, meses, incluso años a su lado, aunque el tiempo se derrame sobre mí, aunque las mareas de cronos abantan mi voluntad. Yo la voy a esperar, esperare hasta que este lista, hasta que se de cuenta que hoy es un nuevo día, que la vida le sonríe y yo la amo como a ninguna.
Ahhh… que bonito es el amor, y que fácil es convencerme.
La quiero, la quiero, la quiero.
La quiero, la quiero, la quiero.
La quiero, la quiero, la quiero.
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