jueves, 8 de mayo de 2008

¡Soy tan desgraciado!

¡Soy tan desgraciado!

Esta mañana, cuando sonó el despertador, no me lo podía creer, no me podía levantar, no podía abrir los ojos. He dejado de respirar, me he sumido en la tinieblas, no quería vivir, deseaba que todo terminara. Pero al rato he vuelto a respirar...

¡Me estaba asfixiando!