Sigo sin poder despertar al primer sonido del despertador. Ha sido mi propósito hace muchos lunes y martes y miércoles... y eso de no tener horario fijo ha hecho que mi propósito no pase de ahí.
Pero me he dado cuenta de que entre la primera vez que suena el aparato más ignorado de mi casa y el momento en el que tomo valor y salto de entre las cobijas, siempre toman tiempo y forma los sueños más raros que pueda imaginar. Quizá los demás no los recuerdo, no sé.
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