lunes, 28 de febrero de 2011

La palabra de hoy , dicese del femenino del .

Asimov vs Terminator

Hay un terror inherente entre los seres humanos a ser “reemplazados” algún día por máquinas.
Hablando libremente puede parecer simple o bobo. Pero si nos tomamos un momento y realmente deliberamos sobra la posibilidad de que un autómata pueda cumplir nuestro rol, profesión o oficio en la sociedad.
Pero a quienes de ustedes no les asalta la mente imágenes y recuerdos de empleados de empresas manufactureras que una vez estas fueros “modernizadas” con algo tan simple como la linea de ensamblado, casi siempre atribuida a Henry Ford, perdieron su empleo.
O viajando un poco mas cerca en la linea temporal cuando estas lineas de ensamblado fueron equipadas con equipo mecanizado cada vez mas y mas independiente, menos humanos se requirieron para su funcionamiento.
El un par de seres humano pasaron de obreros a supervisores de equipos, pero muchos mas de degradaron de obreros a desempleados.
Solo resta ver los portentosos avances en mecánica y robótica que se han alcanzado en las ultimas tres décadas para sentirse alarmado de que pronto el grueso de los seres humanos no seremos mas que estorbos ineficientes para las perfectas y precisas máquinas.
O podemos imaginar que una vez alcanzado ese futuro probable en el que un ser robótica pueda efectivamente realizar cualquier actividad hoy día realizada por seres humanos, aparte de las netamente biológicas, varios cientos de veces mejor que sus creadores.
En este futuro mundo poblado de robots obreros, el ser humano puede lamentarse por la perdida de su obligación de hacer trabajos físicos o puede alegrarse porque ya no tienes que trabajar físicamente si no lo desea y puede dedicarse al desarrollo de otras habilidades que hasta este momento solo se reservaron para los ricos o aquellos de títulos universitarios.
Imagina a un mundo donde hubiera mas artistas, mas ingenieros, mas científicos teóricos y menos barrenderos, recolectores de basura, o técnicos de una planta de tratamiento de aguas residuales?
Pero si nuestro temor es que estos individuos robótica se revelen contra los “amos” humanos y al ser en todo aspectos mejores que nosotros nos aniquilen como en tantas, y tantas películas de sci-fi hollywoodenses?
Si alguno de ustedes ha leído a Isaac Asimov, o no ha ido tan lejos, pero ha visto las películas “El Hombre Bicentenario” con Robin Williams o “Yo, Robot” con Will Smith, espero les haya quedado en la mente las 3 Leyes de la Robótica.
1. Un robot no puede hacer daño a un ser humano, o, por medio de la inacción, permitir que un ser humano sea lesionado.
2. Un robot debe obedecer las ordenes recibidas por los seres humanos, excepto si estas ordenes entrasen en conflicto con la Primera Ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no sea incompatible con la Primera o la Segunda ley.
Siguiendo un razonamiento de instancia lógicas si un ser robotico cumpliera siempre con estas tres leyes y por mas complejo y avanzado que sea un robot, jamás podría llegar a darse una “revolución” de los robots contra los humanos. Porque simplemente seria imposible.
Sin embargo, el tortuoso camino que hoy día esta llevando la humanidad se parece mas y mas al escenario que nos muestra la saga de películas y serie de televisión basada en “Terminator”. Donde una “super computadora inteligente” decide erradicar a los seres humanos y crea nuevas máquinas para hacer el trabajo.
Las grandes potencias del mundo hoy día están empujando mas y mas las barreras de la tecnología hacia el campo militar. Creado nuevos y mejores equipos mecánicos, cada vez mas inteligente y autónomos con la pura y clara intención de matar seres humanos de una forma mas eficiente.
Es bien cierto el dicho que dice que uno “cosecha lo que siembra” pues vamos a construir un paraíso donde el ser humano no tiene que ser jamás un obrero si no lo desea y alejemonos del potencialmente peligroso armagedon mecánicos y la teórica extinción de la raza humana bajo los engranajes de nuestras creaciones.

viernes, 25 de febrero de 2011