miércoles, 20 de octubre de 2004

Mi carro no sirve.

Mi carro no sirve.

La verdad, es que esto no es nada nuevo, en lo absoluto. Pero le tengo cariño, es el primer carro que es mió, mió, mió… y si le tengo que sufrir un poco, le sufriré.

Como ya otra veces lo que le pasaba al pobre es que no prendía, axial que gracias a los consejos de Arthur (el tendero de la miscelánea que esta prácticamente debajo de mi casa) abandone a mi eléctrico automotriz de costumbre, que con todo lo que le he pagado seguro la hecho la colada para el segundo piso de su casa, y acudí a Hugo “Bocinas”.

El susodicho señor Bocinas, me mantuvo cautivo dentro de la inmediaciones de mi propio automóvil, desde la 1:30 de la tarde hasta las 3:20 del corriente, con una colección de excusas como: “ya voy para allá en una media hora”, “estoy saliendo”, “aguántame tantito”.

Cuando ya no podía mas y la tripa me rugía de una forma descomunal, en el “Taller” le deje un recado con mi dirección, horario en el que podía pasar a pedirme las llaves del carro y hasta una explicación de los modos y mañanas que requería para abrir el portón del edificio. (Ojala que si el o sus cuates, entrar a robar, me dejen el departamento en paz por haberles dado el tip)

Sino llega, mañana en la mañana lo voy a ir a buscar.

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