Mi carro no sirve.
La verdad, es que esto no es nada nuevo, en lo absoluto. Pero le tengo cariño, es el primer carro que es mió, mió, mió… y si le tengo que sufrir un poco, le sufriré.
Como ya otra veces lo que le pasaba al pobre es que no prendía, axial que gracias a los consejos de Arthur (el tendero de la miscelánea que esta prácticamente debajo de mi casa) abandone a mi eléctrico automotriz de costumbre, que con todo lo que le he pagado seguro la hecho la colada para el segundo piso de su casa, y acudí a Hugo “Bocinas”.
El susodicho señor Bocinas, me mantuvo cautivo dentro de la inmediaciones de mi propio automóvil, desde la 1:30 de la tarde hasta las 3:20 del corriente, con una colección de excusas como: “ya voy para allá en una media hora”, “estoy saliendo”, “aguántame tantito”.
Cuando ya no podía mas y la tripa me rugía de una forma descomunal, en el “Taller” le deje un recado con mi dirección, horario en el que podía pasar a pedirme las llaves del carro y hasta una explicación de los modos y mañanas que requería para abrir el portón del edificio. (Ojala que si el o sus cuates, entrar a robar, me dejen el departamento en paz por haberles dado el tip)
Sino llega, mañana en la mañana lo voy a ir a buscar.
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