domingo, 19 de septiembre de 2004

Un pequeñísimo y errante globillo azul

Como les decía…
Alguna vez existió bajo la basta inmensidad del cosmos, en la descomunal tazón de cereal que es muestro universo, un pequeñísimo y errante globillo azul que flotaba completamente a sus anchas por la inmensidad Láctea.

En uno de sus mas viajeros divagares, después de haber recorrido milenario sendero se cruzo en su andar con las inmediaciones de una estrellita, un astro de tamaño mas bien vulgar, que con su inagotable brillo, su extraño carisma y sentido del humor cautivaron, el ardiente centro de nuestro estelar personaje.

Prendido quedo, enamorado sin remedio como tantos otros.
Al contemplar frente a él todo aquello y más de lo que siempre soñó, en ella en aquella estrella, decidió sentar cabeza y pasar el resto de su vida a su lado.

Mas, su dulce y sincero amor no fue correspondido, después de llorar durante eones y ver como su superficie se congelaba una y otra vez, decidió que aunque su amor no pudiera ser, a su lado deseaba estar. Se conformo con mirarla para siempre, siempre girando una y otra vez alrededor de ella hasta el final de los tiempos en los que su calor los haría uno.

2 comentarios:

Sandralucia dijo...

Hay estrellas que no ven lo que tienen a su alrededor, deslumbradas por su propio brillo. Pero hasta ellas se apagan y globillo azul volvera a ser libre.

Don Garbanaldo dijo...

Bueno, si a la muerte le consideras una forma de liberación, estas en lo correcto.

Mas es sabido que cuando una estrella muere implota, para despues explotar con fran fuerza barriendo cuanto astro se encuentre en su camino.

Asi que cuando la estrella se apague, el planeta morira.