miércoles, 1 de septiembre de 2004

Me pregunto qué soy para ella.

Me pregunto qué soy para ella.


Sé que tiene simpatía por mí, y que se siente cómoda hablando conmigo. ¿Sentirá algún tipo de atracción? ¿Será sólo un pasatiempo? ¿Tratará de evadirse de la monotonía? ¿Le hago sentirse halagada? ¿Sólo disfruta mi conversación? ¿Soy una válvula de escape?...

No lo sé, pero por el momento eso no es lo más importante. Lo más importante es que los días que hablo con ella me acuesto con una sonrisa, y eso es exactamente lo que necesito. No quiero poner eso en peligro, porque para mí es demasiado valioso.


Sin embargo me gusta albergar una esperanza de alcanzarla algún día, aunque sea remota, porque eso hace que mis días sean mejores… al fin y al cabo en eso más o menos consiste la vida: en buscar días mejores.


Además ella no está viviendo la vida que quiere, aunque todavía no se haya dado cuenta. “Nada es imposible” es una frase poderosa, aunque se haya convertido un eslogan publicitario más.

No pensaré en el futuro hoy. Sólo disfrutaré de esa frase

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