sábado, 25 de septiembre de 2004

jldfgrewuvh

Tres horas de alcohol, y la casa ya olía a humo, platica vieja. La mesa, aunque se mostraba animada, si uno era atento podía notar como las conversaciones se fragmentaban.

Tres frentes de acción contra el aburrimiento plantaban sus diversas perspectivas de conversación para tratar de matar el mayor numero de neuronas, de una sola vez.

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