Al parecer no ha sido suficiente estarnos perdidos por mil años, estar luchando contra el reloj por vidas y vidas... no ha sido suficiente la paciencia, ni las noches existenciales preguntándose ¿cuándo?, ni los sueños que eran más ritual que sueño, ni los vuelos incondicionales a las nubes, ni los viajes inmateriales al espacio... ni los besos al aire, ni los respiros horadados por las ausencias, ni los insomnios de nervios y cigarros... ni las alegrías, ni las risas, ni los abrazos, ni el deseo, ni el cariño... hemos luchado contra el reloj de arena, lo vencimos, un poco... Ahora... habrá que luchar contra la distancia, contra la arena misma.
Usted está aquí, y nada... ni el viento mismo, podrá sacar su corazón del mío.
(Además, estos días, huele en las calles a mandarina...)
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