miércoles, 28 de julio de 2004

Por una mosca

La noche cae pesada y trémula en las angostas calles. Mientras se despliega con su manto aterciopelado por las arterias de la antes vibrante y ahora somnolienta ciudad. En aquella casa de grandes portales y amplios ventanales. La cena esta servida. 

El banquete esta dispuesto y toda la familia que le queda al pobre viejo héroe de otras guerras y otros tiempos mas venturosos para el esplendor del imperio, se reúne todos como si fueran tan solo uno, para celebrar el tan antiguo como el hombre, el siempre emotivo ritual de la cena.

Todo un conjunto de las mas exóticas y variadas de las viandas preparadas con empeño con el simple propósito del hambre de los hombres saciar y si esto es posible hacer despertar dormidos placeres, experiencias que se encuentras mucho mas lejos del alcances de las facultades de sus hermanos los otros sentido.

Con este espectáculo tan común como bizarro espectáculo, tengo el honor de enmarcar la escena que nos atañe en este momento:

  • Asesino, asesino… ¡Detenedle en este momento!
  • Augusto padre, muy querido a mi, ¿Qué es lo que pasa; que es aquello que te ha perturbado de esta forma; porque, si se me permite preguntar, me riñes de este modo?
  • Para ahora mismo con esta afrenta para con la casa de tu padre, detén en este momento el bélico atentado sobre criatura alguna.
  • Padre, no comprendo, ¿Que es lo que este pobre muchacho, en el más inocente de sus intentos, ha hecho para molestaros?
  • Si todos tus nobles intentos traen tan solo la muerte de tus semejantes, no mereces ser llamado hijo de tu padre. Pues estos… estos no son los valores que este viejo guerrero ha intentado inculcarte.
  • ¡Oh mi señor e intermediario entre los favores divinos, oh padre que me ha trajo al mundo! ¿Por qué me hablas de esta dura forma y arremetes contra tu pobre progenie?
  • Que doblen y repiquen las campanas, en todo lo alto y en toda su gloria, por aquellos que una vez fueron y ya no son más.
  • Pero padre mió si tan solo ha sido una insignificante mosca, que perturbaba mis alimentos con su molesto ruido.
  • ¿Pero como es que puedes decir esto? ¿Cómo es que eres tan ciego para todo lo que te rodeo y complemente? Tu hijo de mi carne, sin el mundo que te moldea y cambia no eres nada mas que un ser que es, un ser que existe. ¿Pero dime tu, que es la existencia sin el poder desenvolverte en un entorno favorable? ¿Cómo puede ser uno, un ente viviendo solo en la nada? ¿Acaso seguirías siendo tu, sino hubiera nadie que te viera o te oyera? ¿Seguirias siendo mi hijo si yo no existiese o no hubiera existido jamas?
  • Mi señor, sus pensamientos son tan elevados que esta mente párvula y precoz no es capaz de alcanzaros en su vuelo, lo que se bien yo. El fin del mundo no lo siento que se  avecine, la tierra es fértil, el imperio es fuerte y mi panza esta llena. Tan solo porque yo haya matado una insignificante mosca, de las cuales hay millares de millones dispersas por todos y cada uno de los rincones del mundo. No ahora, que toda mi familia se reúne ante su. Gracia y estos alimentos que con la bendición de los dioses, se nos han ofrecido.
  • ¿Una insignificante mosca?, ¿Una insignificante mosca, has dicho?, ¿Eso es lo que tu mi hijo, ha dicho? Una insignificante mosca, quien puede ser padre de alguien y tener descendencia que le entrañe, quien puede ser hijo de otro que le llore por su ausencia o el mas entrañable amigo, un viejo colega de tiempos pasados y vidas mejores. ¡Tu hijo mió, te comando que jamás… jamás mates por matar, sin pensar quien puede sufrir o quien puede llorar a tu victima, quien te odiara por ser el victimario de aquel padre o hijo, amigo o amante!
  • Padre mió, como siempre hablas con la mas pura de la voces y tan solo la verdad sale de ellas sin embargo, en este mundo no hay animal más vil que la infame mosca, símbolo de suciedad y pobreza por todo lo ancho y algo del nuestro poderoso reino.
  • ¡Decidme, oh vástago de mis entrañas, porque tu malvado juicio a matado a un ser vivo! Aun el más pequeño de los hijos del imperio, merece un trato justo, una vida digna y una muerte honorable. Sin importar que tan humilde o que tan vil pueda ser. Esta pobre mosca que viene aquí, malgastando su tan corta vida para alegrar nuestros corazones, para nuestro regocijo y complacencia con la música. Su zumbido, que a ti te parece tan atroz es el único ritmo, que este desdichado animalillo domina, uno medio en el que pueda expresar al mundo, sus pensamientos.
  • Ya veo mi señor…
  • Aquí hay otra reflexión, de parte de este tu anciano padre para tu joven y totalmente no desarrollada psique. Tu que has sido bendecido tantas y tantas veces por las infinitas gracias de los seres superiores, tu que controlar el poder del habla. Úsalo con bien y mesura, cuida tus palabras y los gastes en inservibles artimañas dialécticas...

2 comentarios:

Gatusa dijo...

este post esta muy largo... y me aburri leyendolo es que a mi eso de tus viajes no me gusta y en cuanto pueda cambio tu nombre de mis links ....besos de gatusa

Don Garbanaldo dijo...

Hmmm...
¿Con que esta muy largo?
¿Con que mis viajes no te gustan?

Hmmm...
Muy bien, gracias por la sinceridad.