lunes, 9 de agosto de 2004

Signos de la falta de sexo.

Dentro de él ardía un fuego abrasador.

- Extraña sensación, es lo mas mínimo es desagradable. -Pensaba-.

Se acercó a ella y él la rodeo con sus brazos, torpemente al principio con impaciencia.

Ella no se resistió, al contrario se dejo llevar por el movimiento, permitió que la corriente de sentimientos y emociones la llevara hasta la última consecuencia.

Se fundieron en un solo ser, un solo movimiento.

Todo sucedió muy lento, como en sueños.

Como si ellos no existieran, como si fuesen otras personas viviendo aquel momento.

Mas tarde, cuando ella se apretaba a su pecho, él alargo las manos para acariciar su cabello con un lento y cariñoso gesto.

A los ojos de él, ella era completamente diferente.

Otra.

Ya no era una mujer extraña, no más un ente separado.

En algún momento se había convertido en una parte de su mismo.

En una parte extraña y desconcertante, era ahora parte de su propia personalidad.

Aquella noche él no pudo dormir.

Podía escuchar a su lado la suave respiración de ella.

En la penumbra podía adivinar la redondez de las formas de su cuerpo.

Le bastaba alargar la mano para volver a tocarla, para notar su calor y la suavidad de su piel.

Pero no se atrevía a hacerlo, por el temor a perturbar sus sueños, cualquiera que estos sean.

Era como si ella estuviera soñando por los dos, viviendo en sueño y temió que al despertarla se borraría todo de la realidad.

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¿A quien tengo que matar por experimentar esto?

¿Qué es lo que necesito para lograr esta unión? Hmmm… en honor a la verdad, una mujer, pero no me refería a eso.

1 comentario:

Gaddira dijo...

Dejarte llevar por la vida, a ratos mantenemos o intentamos al menos, mantener en orden nuestra vida, cuando en realidad la vida te esta pidiendo que tires todos los papeles hacia arriba y los pises, saltes y bailes sobre ellos. Un besito