miércoles, 26 de mayo de 2004

Dilucidaciones sobre el amor, por dos personajes de ficción.

Postalberto Erknost, alto, fuerte y bello.
Mercader de profesión y pseudointelectual por convicción. Persona de carácter y dura opinión.

Don Garbanaldo Peñasco, romántico, tranquilo y moderado.
Granjero en sus ratos libre y juglar por afición. Hogareño y fácil de tratar.

Don Garbanaldo: Me siento tan solo.
Don Garbanaldo: Me siento tan vació. Hay tanto amor en mi interior, tanto que dar y nadie que lo reciba.
Postalberto: Vamos granjero, deja de lloriquear ya.
Postalberto: Tiene una gran familia y amigos que te quieren, un buen grupo con el que seguro, puedes agotar todo ese cariño que dices tener.
Don Garbanaldo: Pero es que tú no me entiendes, oh augusto mercader, este… este sentimiento es… ¡especial!
Don Garbanaldo: Tan especial que tan solo puedo almacenarlo, no lo puedo entrar… no a cualquiera. No hay compatibilidad entre el amor familiar o el fraternal, con el amor romántico.
Postalberto: ¿Te burlas de mi, quieres que crea que amas de una forma tan única a esa dulce mariposa que aun no conoces que... te mueres por dentro, cada dia un poco mas, para dejar espacio a lo que podría ser?
Postalberto: Tantas flores en el prado y tu como un tonto…
Don Garbanaldo: No Postalberto, no como un tonto y no puedo escoger a cualquiera, sufro… sufro mucho pero aun así tengo unos estándares de calidad bastante altos.
Postalberto: Vemos si entiendo, estas que mueres por amar. Pero no te das el lujo de hacerlo sino encuentras la persona ideal ¿… y por eso lloras por dentro?
Don Garbanaldo: Bueno, si… parece que al final lo has comprendido.
Don Garbanaldo: En verdad, si lo pones así… no suena tan sensato.

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