lunes, 24 de diciembre de 2007

El Ave Fénix en el Paraíso

Cuenta la leyenda que el Fénix vivía en el jardín del Paraíso, y estaba anidando en el rosal. Cuando Adán y Eva fueron expulsados, de la espada del ángel que los desterró saltó una chispa y prendió el nido del Fénix, haciendo que ardiera éste y su inquilino. Por ser la única bestia que se había negado a probar la fruta del paraíso, se le concedieron varios dones, siendo el más destacado la inmortalidad a través de la capacidad de renacer de sus cenizas. Cuando le llegaba la hora de morir, hacía un nido de hierbas aromáticas y especias, ponía un único huevo que empollaba durante tres días y al tercer día ardía, no se sabe si por el fuego que él mismo provocaba o por causa accidental. El Fénix se quemaba por completo, y al reducirse a cenizas, resurgía del huevo la misma ave Fénix, siempre única y eterna. Según el mito, se le añaden otros dones, como el de la virtud de que sus lágrimas fueran curativas.

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