Ayer fui a ver Constantine.
Está basada en un cómic - que no he leído - y tiene como protagonista a una especie de detective/exorcista del inframundo, John Constantine, un tipo chungo que ha estado en el infierno y ha vuelto (casi nada). Para más inri, tiene cáncer de pulmón, y sus únicos amigos son un cura alcoholizado y un friki de los gadgets paranormales. Por lo que se refiere al plot, resulta que Mammon, el hijo de Satan, quiere reinar en la tierra (previsible), y para ello posee el cuerpo de una mujer con grandes poderes psíquicos (vaya sorpresa). También aparece la lanza de Longino (porque mostrar fetiches de museo está de moda).
Sin embargo esta película tiene algunos puntos a su favor, y diría que es de lo mejorcito que se ha hecho hasta ahora en el género.
Para empezar, es visualmente abrumadora. La visión del infierno es tremendamente efectiva (me recuerda vagamente las pesadillas post-atómicas de Dreamscape y Terminator II - la acción transcurre en Los Ángeles). Dudo que hubiera mejor forma de recrear un infierno de fuego eterno. La escena del subsuelo, además, rememora "El Triunfo de la Muerte", el famoso cuadro de Peter Brueghel el Viejo.
Otras referencias visuales, por otro lado, conectan con el mundo de los videojuegos. Los demonios, por ejemplo, guardan un asombroso parecido con los de Doom III. El ambiente infernal también se asocia a la estética de Painkiller, un shooter en el que un ángel vengador extermina legiones de diablos.
Los puntos más débiles de la película son el guión y Keanu Reeves.
El guión es confuso y pobre en muchos aspectos, parece ignorar datos importantes, y hace que todo parezca moverse en un universo aparte. Por lo que se refiere a Keanu/Neo/Siddharta, por sus papeles anteriores podía ser el candidato perfecto. Sin embargo creo que no consigue transmitir del todo la imagen oscura del protagonista (¿desde cuando un detective/demiurgo tiene pinta de personal trainer vegetariano?).
A veces la película pisa con mucha suavidad el acelerador de la auto-ironía, pero sin pasarse (lo cual es una lástima). Los actores secundarios son excelentes, con la excepción de Rachel Weisz, una Monica Bellucci sin gas. Djimon Honsou, en su papel de Midnite, el neutral propietario de un bar de "ambiente" (entiéndase esta palabra en términos escatológicos), da el pego. Buenísimos los cameos de Peter Stormare como Satán (bastante efectivo) y la andrógina Tilda Swinton haciendo de arcángel Gabriel (que después de milenios en la tierra se ha vuelto tarumba y ligeramente masoquista).
1 comentario:
lo interesante de todo este relato es que si fuiste con anonymous o no... te compro palomitas y pon pons?
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