Son asépticas y sigilosas, son las encargadas de hacer el trabajo sucio. En la mafia de las palabras, son las que invitan a saltar con zapatitos de plomo al mar de las obligaciones.
Formas impersonales, segundas personas del plural, e imperativos. Se camuflan en frases educadas y cargadas de buenas intenciones, no eres capaz de preveer su presencia y desnucan tu sensibilidad con pasmosa facilidad.
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