¿Les cuento algo?
El agua y el jabón no hay tocado mi increíblemente bello y escultural cuerpecito desde que me levante el viernes a las diez y media de la mañana. La verdad es que apesto, me siento amodorrado, sucio y no en extremo alegre.
¡Me debería de bañar!
Pero bueno… tal vez mañana antes de ir a clases o al rato que yo mismo ya no me soporte. Para lo cual en verdad no falto mucho.
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