Augusto Monterroso
Movimiento Perpetuo
La noche cae pesada y trémula en las angostas calles. Mientras se despliega con su manto aterciopelado por las arterias de la antes vibrante y ahora somnolienta ciudad. En aquella casa de grandes portales y amplios ventanales. La cena esta servida.
El banquete esta dispuesto y toda la familia que le queda al pobre viejo héroe de otras guerras y otros tiempos mas venturosos para el esplendor del imperio, se reúne todos como si fueran tan solo uno, para celebrar el tan antiguo como el hombre, el siempre emotivo ritual de la cena.
Todo un conjunto de las mas exóticas y variadas de las viandas preparadas con empeño con el simple propósito del hambre de los hombres saciar y si esto es posible hacer despertar dormidos placeres, experiencias que se encuentras mucho mas lejos del alcances de las facultades de sus hermanos los otros sentido.
Con este espectáculo tan común como bizarro espectáculo, tengo el honor de enmarcar la escena que nos atañe en este momento:
Pues si, he acabado mi verano.
Ya nada me resta. Soy libre. No es taaan reconfortante como yo así lo pensé, pero me siento relajado. Que es algo. Con tanta presión en estos últimos días, ahora me aburro. Irónico pero siento, en este momento extraño en demandante ritmo de clases. La total inactividad viene a mi vida con un sentimiento de vació y frustración.
¿Por qué, porque arruina así mis vacaciones…?
Pues si, mañana tengo mi presentación final de AutoCAD y mi quinto examen de Calculo Integral… El final no se ve tan lejano, delante de mi hay toda una noche de estudio, mucho café y galletitas de avena, pero la esperanza del fin de clases, se siente alentador.
Hoy tengo muchas mas ganas de todo que otros muchos días en la pasada semana, realmente que el fin de un periodo de clases es… mágico, casi místico. Con esa tan insólita mezcla de extrañeza y promesas de libertada.
Pero que hermoso… unas cuantas horas más, unas cuantas horas más.
Mi Clases de Verano estar por acabar, aunque en términos generales no han sido tan horribles como yo así lo creo en un primer momento, estoy mas que listo para huir a todo correr bien, bien, bien lejos de aquí…
Postalberto Erknost, alto, fuerte y bello.
Mercader de profesión y pseudointelectual por convicción. Persona de carácter y dura opinión.
Don Garbanaldo Peñasco, romántico, tranquilo y moderado.
Granjero en sus ratos libre y juglar por afición. Hogareño y fácil de tratar.