lunes, 24 de diciembre de 2007

Lilith

El nombre Lilit proviene del término asirio-babilónico lilitu, ‘demonio’ o ‘espíritu del viento’. Formaba parte de una triada mencionada en los conjuros babilónicos. Con anterioridad aparece como Lillake en una tablilla sumeria del año 2000 ac encontrada en Ur, que contiene el relato de Gilgamesh y el sauce. Se trataba de un demonio hembra que habitaba el tronco de un sauce cuidado por la diosa Inanna (Anat) en las orillas del Éufrates.

La etimología popular hebrea parece haber derivado Lilit de layit; por eso a menudo interpretaban a Lilit como un monstruo nocturno y peludo, cosa que sucedió posteriormente en la tradición popular árabe. Salomón sospechaba que la reina de Saba era la milenaria Lilit porque tenía vellos en las piernas (no se depilaba). Su juicio de las dos prostitutas se narra en 1 Reyes, 3.16 y subsiguientes. Esta leyenda surge más bien del imaginario de los hebreos de la Edad Media, pues en la Biblia se habla de dos creaciones de la mujer:

* en el primer capítulo del Génesis se narra que el dios Yahvéh creó al hombre y mujer a su imagen y semejanza (Gen 1:27); y
* en el segundo capítulo se narra que creó a una mujer de la costilla de Adán, llamada Eva (Gen 2:21).

Esas dos versiones dieron origen a la leyenda de Lilit, afirmando que ella es la mujer creada en el primer capítulo de Génesis y Eva la creada a partir de la costilla de Adán. Según el Alpha Beta Diben Sira (n.º 47) de Jesus ben Sira, Lilit se rebeló a Adán cuando tenían relaciones sexuales rehusándose a estar debajo de él, puesto que habían sido creados al mismo tiempo. Lilit le alegó a su esposo: «¿Por qué tengo que yacer debajo de ti? Yo también fui hecha con polvo y, por tanto, soy tu igual». Adán trató de obligarla a ubicarse, pero Lilit, encolerizada, pronunció el mágico nombre del dios Yahvéh, se elevó por los aires y lo abandonó. Se hizo amante del rey de los demonios, Asmodeo o Satanás.

Adán se quejó al dios: «Mi compañera me ha abandonado». Para obligar a Lilith a regresar al lado de Adán, el dios Yahvéh mandó a tres ángeles: Senoy, Sansenoy, y Semangelof, amenazándola con que si no regresaba, matarían a un centenar de sus hijos todos los días hasta que regresara al Paraíso. La encontraron junto al mar Rojo, que abundaba en demonios lujuriosos (los egipcios), con los cuales engendró demonios lilim, que desovaba a razón de más de cien al día.

—Regresa con Adán de inmediato o te ahogaremos!» —la amenazaron los ángeles.
—¿Cómo puedo regresar con Adán y vivir como una esposa honesta después de mi estadía en el mar Rojo?
—¡Si te niegas, morirás! —replicaron ellos.
—¿Cómo puedo morir —volvió a preguntar Lilit— si el Señor me ha ordenado que me haga cargo de todos los recién nacidos: de los varones hasta el octavo día de vida [el de su circuncisión] y de las niñas hasta el vigésimo día? No obstante, si alguna vez veo vuestros tres nombres o vuestras efigies en un amuleto sobre un recién nacido, prometo perdonarle la vida.

Los ángeles accedieron a no matarla, pero el dios Yahvéh castigó a Lilit haciendo que cada día perecieran cien de sus hijos demoníacos.

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