lunes, 22 de agosto de 2005

Glorgio Francesco Cuccini

Glorgio Francesco Cuccini,
Profesor, Novelista y Erudito del Mundo Antiguo, de nacionalidad Griega.

Glorgio Pluvio Cuccini, había vivido en un docena de barracas de alquiler diferentes, tristes y mal construidas, mientras su padre pasaba de una a otra hacienda sin haber nunca mas de quince o veinte kilómetros de distancia de cada una. Después, durante la noche, había tenido que abandonar aquel techo que llamaba casa, y la tierra, la gente, las costumbres que conocía, sin tener ni el tiempo de preparar cualquier cosa que llevarse, si es que había algo, ni de despedirse de nadie, si hubiese alguien de quien despedirse y después de semanas y semanas, siempre a pie, se había encontrado a mas de doscientos kilómetros. Buscaba el mar; tenia entonces veintitrés años; era joven. No había visto nunca el mar; no sabia tampoco con certeza donde estaba, salvo que se encontraba hacia el sur. Ni había pensado en el ni sabría explicar porque quería ir.

Se hizo a la mar, llego a una isla, mas aquello no era lo que el buscaba, así que siguió andando. En ayunas desde hacia mas de veinticuatro horas, vio una luz, se acerco y oyó las voces clamorosas viéndola a ella enmarcada en la puerta abierta, firme, inmóvil, sin escuchar, mientras el ronco vocerío y los gritos de los hombres se alzaban a su alrededor como un incienso mugiente. No fue más allá. Por la mañana siguiente trabajaba con el hacha, sin saber siquiera por cuenta de quien, habiendo preguntado por casualidad al capataz, que le había aceptado. Una esplendida melena de cabellos duros, cortos, no tan hermosos al resplandor de la lámpara de aquella primera noche, como al sol del día siguiente.

Tenía el hacha levantada para dar el golpe y se volvió y la vio a sus espaldas montada sobre un caballo grande y bien cuidado, vistiendo un mono, mirándole desde lo alto, franca y atentamente como mira un hombre sincero y satisfecho de si. Aquella vez la mujer no hablo. Movió el caballo, y el se marcho. Cinco meses después de casaban. No fue una cosa planeada. Después el nunca dejo de sostener, incluso consigo mismo, que el matrimonio no había sido una trampa y ni siquiera una premeditación de ella. Tenía en el bolsillo casi cinco meses de sueldo. Se fueron a pie al distrito más cercano y compraron la licencia; el juez de paz se la vendió, se quito de la boca el tabaco que mascaba y, guardándolo húmedo en la mano, llamo a dos transeúntes y les nombre marido y mujer.

Entonces volvieron al pueblo, donde el se coloco de aparcero y ella de enfermera. Tenían una estufa usada, un colchón de hojas, en el suelo, la navaja y pocas cosas más. Glorgio Francesco Cuccini, nacido en 1943, se crió en el campo, desde siempre fue evidente de que el niño era inteligente, mucho mas que sus padres, mucho mas que sus padres combinados, entro en la escuela rural a los ocho años y para cuando tenia doce llevaba por el mismo cuatro grupo de muchachos mas jóvenes a su cargo. Cuando tuvo edad suficiente para hacerse hombre y dejar el nicho familiar, sintió fuerte en la planta de sus pies el llamado de la sangre y hecho a andar, no se detuvo, no comió, no durmió hasta conseguir beca para sus estudios superiores, trabajo y alojamiento temporal. Estos dos últimos como guía en el museo de Antropología e Historia.

Siempre fue despierto, curioso, hiperactivo. Cursó de una vez estudios de Letras Clásicas y Psicología en la Universidad de Bolonia, no tranquilo con esto al terminar se matriculo en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, mudándose todo lo suyo hasta esta ciudad para llevar Topografía del Mundo Antiguo. Con el paso del tiempo, sus áreas del conocimiento comenzaron a ampliarse, su fama como estudioso creció y así, un buen día, hasta su buzón llego una carta que, muchos años después mirando en retrospectiva fuese la razón de toda su existencia, en aquel trozo de papel le ofrecían una cátedra. Aquellos tiempos en la escuela rural de su pueblo natal comenzaron a atormentar sus noches, así una vez mas tomo todo lo que tenía en el mundo y hecho a andar. Poco tiempo después amplio una vez mas sus horizontes y tan solo en un par de años ya se le conocía entre los eruditos del mundo antiguo del Mediterráneo y Europa como Profesor de Arqueología, Literatura Clásica e Historia Universal en tan diferentes universidades italianas, francesas y españolas.

Nuevamente los años corrieron, siguiendo esta senda de vida ha sabido compaginado su actividad docente con la investigación y la divulgación. Así, ha dirigido importantes excavaciones arqueológicas en países como Italia, Grecia, Israel o Irán y ha publicado una ingente obra científica, que incluye numerosos ensayos (Acrópolis di Euripion: la historia mágica del Egeo, Las Islas Infortunadas: topografía de las leyendas) y más de sesenta artículos en revistas de todo el mundo. A colabora como especialista en la Antigüedad en los semanarios "Panorama" e "Nessaggero". Publicó Pallatidiónimus, obra que significó la ultima de una serie de grandes éxitos en el campo de la novela histórica. Su riguroso acercamiento narrativo a épocas pasadas y el éxito internacional de ventas de Lo scudo di Talos, L'Oracolo, Le paludi di Hesperia, La torre della solitudine, Il faraone delle sabbie le avalan.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pinche anonymous... ya te traigo...

Don Garbanaldo dijo...

Yo digo que levantemos una Cruzada en contra de " Anonymous said..."
¿Que te parece?